Espiritualidad y discipulado
El vocablo “espiritualidad” tiene que ver con “espíritu”. Una “espiritualidad” vendría a ser por lo tanto una forma de “ser espiritual”. Y como hay muchas formas de “ser”, entonces podríamos hablar de muchas espiritualidades. Pero para la presente reflexión vamos a concentrarnos en la espiritualidad bíblica, más específicamente cristiana ya que hablaremos de Espiritualidad y Discipulado. No resulta fácil hoy en día unir estas expresiones: tendemos a separar una cosa de la otra. Colocamos a la espiritualidad como una experiencia interior, y al discipulado como una experiencia exterior. Una subjetiva, y la otra objetiva. De allí muchas de las crisis maniqueas o deocetistas que experimentamos actualmente. Vemos que muchas comunidades renovadas de “alta experiencia espiritual”, reflejan en su praxis lo que pareciera a veces una proyección bastante incoherente del Jesús de los evangelios. Otro tanto ocurre en las iglesias más tradicionales, al respecto nos dice Leonardo Boff:
Parece que Boff está proponiendo una “mística” profética. Decimos profética por el sentido que da al testimonio de “experimentar a Dios”: es transformador, dinámico y creador. De un lado y del otro, pareciera que la crisis tiene que ver siempre con concepciones y/o experiencias distorsionadas acerca del poder.
Vamos a acercarnos al tema desde un intento de relectura de la tradición y la Biblia en la búsqueda de una espiritualidad coherente al seguimiento de Jesús resucitado en la vida del Espíritu Santo. Bien nos hace recordar aquellas sencillas palabras de Bonhoeffer, de eco bien luterano, acerca de la necesidad de volvernos a la escritura en tiempos de crisis y renovación:
Pronto, subiremos el artículo completo.