Mi fe

Tuesday, July 26th 2016  — 
 Alexandru G. IchimLuchi Sánchezfepoema

Mi fe es una fe oriental. Mi occidente la despedazó
En mi cuerpo, mi alma, mi espíritu.
No aprendo el nombre que tanto escucho,
Siento el hambre que me es un agravio
Mas debo saber
De dónde vengo y cómo me llamo.
No sé cómo estoy
Mas debo saber quién soy.

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A#%!
Thursday, November 22nd 2018
 Alexandru G. IchimLuchi Sánchezartesanalpoema

Todo es esperanza. Las cosas que más importan son invisibles, son silencios. El viento se mueve porque no sabemos cómo. Las abejas se enamoran porque no saben lo que hacen. Nos adaptamos a los climas, mares y tierras porque somos polvo. Al saber que no sabemos nada, es obvio, lo sabemos todo. Pero no lo admitimos. Alguien sabe más. Cada uno sabe algo más que no sabe el otro y el otro a su vez igual. ¿Entonces quién sabe ese “más”? Si no hay dos no hay uno. Hay a#%! que es incomprensible, por eso puedo amarte, puedo hablarte, puedo escucharte, puedo serte silencio, puedo ser con vos. La esperanza está en la forma.

Recordando a los evangélicos de Odessa, condenados a un cuarto de siglo de prisión en los años treinta por sus creencias y confinados por el estalinismo en los Gulag de Siberia. A todos los que sostuvieron su fe, a los que ayudaron a sus compañeros enfermos en los terribles inviernos siberianos, a los hermanos Adyigerey, cuyos hijos eran amigos de Lídochka en Odessa durante los años cincuenta, gracias y gracias totales hermanos evangélicos pentecostales de Odessa.

La visita (parte 3)
Monday, August 27th 2018
 Andrés Rumbollcuentofe

¡Rutinaria rutina! Nada más nocivo para la capacidad de asombro: rutina encarnada en rutina.

El edificio no importaEste templo Yo lo reconstruyo.

LaReforma Protestante que deforma el progre tanto.

Conocí a Irito en San Juan; estábamos en un pre-encuentro de estudiantes de Sociología. Recuerdo que un amigo en común, Pedro, me insinuó que era alguien con una sensibilidad especial… digamos, algo espiritual. No sé si en ese momento su ojo crítico ya miraba el mundo desde un pentaprisma, pero es una alegría incontenible saber que podemos mirar, al menos de manera estática, un poquito el mundo como ella lo ve: tan luminoso y delicadamente exuberante. Compartimos con ustedes la íntima percepción de aquellos seres que se buscan a sí mismos en el otro, en la distancia cómplice y poética de un foto.

Hay una frontera quealguna vez fue señaladaen un terreno de arenapara ser olvidadapero alguien la vióy ya hay una historiay esa historia de fronterasnos recuerda dos lugaresposiciones;el lado de las piedraso de la gracia.

De repente las luces se apagaron. La oscuridad se apoderó de nuestras miradas como un virus.La ceguera en los corazones llegó a los ojos.Las casas iban una a una entrando en la sombra. La sensación de desamparo se hizo certeza cuando, en las calles, los vecinos se veían por vez primera entre penumbras, para tratar de entender qué pasaba. Intercambiaron direcciones y reconstruyeron a su manera los hechos. Sabiendo que es la única manera de conocer.La respuesta estaba ardiendo sobre los cables. El Fuego no se consumía.Orgulloso en su insolencia, inoportuno y contundente como el amor, sublime y mágico. Total.El desconcierto se volvió señal para aquellos corazones atentos, respetuosos del Espíritu.Sin entender ni poder resolver nada, cada uno volvió a su refugio (cavernas vacías cuando la luz no las adorna) para que el sueño los ayudara a viajar en el tiempo.Nuestra especie sobrevive porque es la mejor adaptada para huir; hasta de sí misma.

En la catedral de Colonia, hay un órgano estupendo. Pero jamás se toca. Cuando se debe pasar música, se recurre a grabaciones o a esos órganos electrónicos que, se puede decir, funcionan solos y con un sonido prefabricado. Pregunté por qué no se tocaba el maravilloso órgano de la catedral y me respondieron: ‘Suena demasiado majestuoso, demasiado solemne, intimida’. Entonces sí corresponde alarmarse. Eso significa que el ser humano, presa de la tecnología, de un mundo de reproducciones, no soporta las experiencias originales. Y cuando digo originales, me refiero a lo que evoca o remite al origen. Es como si el hombre, cada vez de un modo más acelerado, se estuviera olvidando de sí mismo.1

Oración de Óscar Romero
Wednesday, April 19th 2017
 Ken Untenerfeoración

De vez en cuando, nos ayuda dar un paso atrás y contemplar el vasto panorama.El Reino no solamente está más allá de nuestros esfuerzos, sino que trasciende nuestra visión.Cumplimos en nuestra vida solamente una ínfima fracciónde la magnífica empresa que es la obra de Dios.Nada de lo que hacemos es completo, lo cual es otra forma de decirque el Reino siempre nos trasciende.Ninguna declaración expresa todo lo que puede ser dicho.Ninguna oración expresa totalmente nuestra Fe.Ninguna confesión deviene en perfección.Ningún programa lleva a cabo la misión de Cristo.Ninguna meta o serie de objetivos incluye la totalidad.Eso es lo que proponemos.Plantamos las semillas que algún día brotarán.Regamos las semillas que ya han sido plantadas,sabiendo que contienen una promesa futura.Echamos los cimientos que necesitarán posterior desarrollo.Proveemos la levadura que produce efectos más allá de nuestras aptitudes.No podemos hacer todo,y al darnos cuenta de ello nos sentimos liberados.Eso nos permite hacer algo y hacerlo muy bien.Será incompleto pero es un comienzo,un paso a lo largo del camino,y una oportunidad para que la gracia del Señor aparezca y haga el resto.Quizá nunca veremos los resultados finales.Pero ahí está la diferencia entre el maestro de obras y el albañil.Somos albañiles, no maestros de obra, ministros, pero no Mesías.Somos los profetas de un futuro que no es el nuestro.

Puente
Wednesday, April 19th 2017
 Josías Acostapoema

Entre nosotros un abismo. Por eso el puente.Nuestra distancia es un vacío, no se puede ignorar.Si nos separa o nos invita es incierto, lo sé.Pero lo cierto no moviliza ni hace crecer.Porque lo cierto, que te hipnotiza, no te hace cruzar.Si nos miramos no es que entendamos.Si nos peleamos es que tratamos.Si nos queremos no es tan terrible el abismo.Terrible es no cruzar por amarse mucho uno mismo.Si me invitás a dar el salto (dejemos el cinismo)sabé que es obvio que caiga y listo.No me invites a fallar. Por eso el puente.

Ambivalencia
Wednesday, November 2nd 2016
 Luchi SánchezVictoria Juncosfepoema

-hay cosas que no deberían decirse nunca-

Dios mío
Wednesday, November 2nd 2016
 Josías Acostafeidentidadpoema

Tanto miedo junto, solo significa paz.Tanta libertad de golpe y no me atrevo a escapar.¿No puedo vivir sin cadenas?No puedo sostener una mentirani puedo entender la ironía:“¿Qué necesidad?”¿Cómo cambiar todo por una promesa?No espero que me entiendan.Tan solo no tiren a matar.

El lugar era silencio. Todas las almas estaban cobijadas en sus hogares en muda armonía. Únicamente en los caminos y calles que juntan sus brazos en una inmensa red había vida. Las llamas de los faroles ardían intensa y apasionadamente. La extensa familia de insectos se escuchaba zumbir en canteros y surcos, algún que otro perro disputaba con su querida sombra y algunas aves desveladas componían hermosos cantos a la luna. Sin testigos, más que la noche, una acalorada llama escápose del farol abarcándolo por completo, cual viento de otoño que desviste las copas doradas de los árboles. Ninguna de las apagadas almas se percató del suceso hasta que la llama, poseyendo una rama cercana, tórnose en un árbol de fuego que se desplomaba al suelo echando crujientes ruidos. Tomados por asombro, algunos se asomaron con timidez, otros apresuradamente hasta que todos los vecinos de los vecinos, encendidos por el desconcierto, parloteaban a viva voz apoderados por el imponente fenómeno ante sus ojos. No estaban preocupados, sabían que el árbol de fuego se apagaría sólo al igual que una vela se apaga sóla una vez consumida. Murmurando entre ellos miraban el espectáculo entregados a un sentimiento desconocido. Al rato, cuando la llamarada cesó de arder, volvieron todos a sus humildes fincas también apagando las pequeñas velas, cuales parecían alumbrar vagamente el interior de sus casas. De madrugada, con la luna iluminando la oscuridad matutina, un alma despertó. Levántose de su cómodo lecho, sutilmente, para no despertar a los demás, y entregando su cuerpo al gélido frío, vístiose. Cual fantasma levitando, dirigió sus pasos atravesando la gris neblina hacia el hogar de su vecino, junto al cual, se hicieron mutua compañía compartiendo la predilecta infusión en el camino que lleva al corazón de la ciudad. Sol y luna siguieron rotando y al poco tiempo la neblina disípose con el arribo de un ligero manto celeste que cubrió el cielo. En pleno furor de la ciudad, el camino de los vecinos se bifurcó y cada uno se perdió en la marea de transeúntes a pie y en bicicleta, niños jugando, carros con caballos, mercantiles, artesanos, malabaristas y juglares, vagabundos y demás tipos de gentío, todos empujados o guiados por cierta inercia a cumplir —muchos con duro corazón y de mala gana— sus quehaceres de todos los días. Pululaban los callejones, calles, callecitas de aquella urbe con el alma cansada, parecido a quien, por no haber comprado aceite en el día y ya llegada la noche, no pudo encender las lámparas de su casa, cuales iluminan la entrada de su hogar y el camino por el cual circulan su cohabitantes.

“Ser significa comunicarse. La muerte absoluta (el no ser) es no ser oído, no ser reconocido, no ser recordado. Ser significa ser para otro y a través del otro ser para sí mismo. El hombre no dispone de un territorio soberano interno sino que está, todo él y siempre, sobre la frontera, mirando al fondo de sí mismo el hombre encuentra los ojos del otro o ve con los ojos del otro.”\n ─ Mijaíl Bajtín

Ocurre espontáneamente, de modo tan imprevisto que es una constante. No esconde segundas intenciones, ni resiste la crítica de un ojo experto: simultáneamente alberga todas las interpretaciones, caja de Pandora de la hermenéutica moderna.

Sumergido bajo la ley del consumo, sobrevive a duras penas el hombre, endeudado a más no poder, comprando para ser alguien dentro del status, dentro de la élite que nos vende la TV, los flashes, los clichés y demases óxidos que carcomen la conciencia del hombre. La clase media -que se le denomina así (y ella así lo cree) porque posee más propiedades que la clase baja- y la clase baja -que se avergüenza de su dignidad- se combaten mutuamente: así resucitan el viejo y macabro sueño de Thomas Malthus, quien a fines de 1700 había propuesto acabar con la pobreza exterminando a los pobres.

Ellos se preguntan por qué… ¿Por qué, si hablan de amor, no aman?¿Por qué nos piden que nos arrepintamos siempre a nosotros?¿Por qué es pecaminosa nuestra cultura?¿Por qué nuestra sabiduría ancestral no valida como inteligencia?¿Por qué nuestros modos están mal y también nuestras formas?¿Por qué el dios que los acompaña y que no se ve se ensaña con la tierra…… y con los ríos… y con el monte… y todos sus habitantes?¿Por qué se adueñan de lo que no tiene dueño?¿Por qué sus descansos son descansos y los nuestros perezas?¿Por qué están sedientos de poder y no de agua?¿Por qué sus imposiciones esclavizan?¿Por qué indican y no preguntan?¿Por qué su intimidad es cercada y la nuestra expuesta?¿Por qué ofende nuestra desnudez y no sus hipocresías?¿Por qué ostentan vestimentas costosas y comidas suculentas?¿Por qué sus ojos desprecian nuestra piel, nuestras risas y nuestros motivos?¿Por qué sus sobras se tiran y no comparten sus platos?¿Por qué están gordos de egoísmos?¿Por qué nos llaman infelices si ni siquiera ríen?¿Por qué solo son personas los parecidos a ellos?¿Por qué condenan nuestra moral mientras se enseñorean de nuestras niñas?¿Por qué prostituirlas, por la fuerza, ya no es pecado?¿Por qué se pagan con existencias sus caprichos?¿Por qué sus palabras difíciles, y su libro, contradicen sus gestos? ¿Por qué su verdad se tiene que meter forzada en nuestras vidas? ¿Por qué? ¿Por qué pasan los años y todo sigue siendo igual?

El hombre ha mutado y sobre eso hay pocas dudas. Este cambio civilizatorio en el que estamos inmersos sigue arrastrando a varios que aún no han desarrollado las branquias necesarias para respirar bajo el agua, como diría Alessandro Baricco. Nuestro lenguaje y nuestra forma de comunicarnos también ha cambiado, por ende nuestro arte, nuestra música y tal vez, ¿nuestra fe?