La deforma protestante

Tuesday, July 31st 2018  — 
 Josías AcostaLuchi Sánchezluteroteología

LaReforma Protestante que deforma el progre tanto.

Han pasado 500 años de la segunda escisión del cristianismo imperial. Mucha gente festeja lo que no sabe mientras unos pocos se sienten embargados por un sentimiento de pudor a sus “héroes de la fe” a quienes no se sienten dignos de imitar. La Reforma Protestante ha sido, lo decimos sin rodeos, el motor espiritual del ordenamiento geopolítico vigente hasta hoy. El primer arma de destrucción masiva del planeta vino de la mano de una búsqueda de pureza de la fe: La Biblia. (¿no es curioso que del pueblo alemán hayan salido tantos buscadores de la pureza y la unidad?). Aquella torre de Babel que una vez se construyó para llegar hasta Dios, en 1500 se volvió letra y se erigió como fuente absoluta del conocimiento de Dios. En cierto idioma, para cierto pueblo que vive de cierta manera. Una manera burguesa, occidental y capitalista. ¿No es lo que buscan Mormones, Testigos de Jehová y hasta me atrevo a decir algunos grupos Adventistas? Certeza, identidad, territorio, garantías de ser sellados, de haber sido iluminados por profetas… en nada difiere de la búsqueda terrenal del Islam. Estos hijos pródigos de la Reforma no quieren aceptar el sacerdocio de Melquisedec, insistiendo en genealogías, leyes y mandamientos de hombres que en nada aportan al Reino (que ya estaba antes de sus profetas).

No evadiremos la más fría verdad: el planeta se destruye por el hambre desmedido de un capitalismo individualista, que hace del universo un jardín para sus goces y placeres. Este capitalismo es hijo del Dios Creador; pero poco y nada tiene del otro Hijo de Dios que vino a dar vida en abundancia. La verdad que flota como un iceberg en el océano es la misma que Nietszche y Kierkegaard dijeran tal vez un siglo atrás: “El cristianismo es una farsa”. Una y otra vez se hunden los barcos chocando de frente con esta verdad. Pero el “cambio climático” (autoinflingido) va derritiendo esa piedra de hielo que flota por sí misma. Es que los cristianos de occidente no entienden la señal de Jonás, y no aceptan bajarse del barco: condenan con ellos a toda la humanidad.

Tres veces tentó Satanás a Jesús en el desierto. Tres veces subió a Jerusalén. Tres veces volvió de orar y encontró durmiendo a sus discípulos. Tres veces le negó Pedro. ¿El comienzo del tercer milenio, nos encontrará del lado de las cabras o de las ovejas?

Los invitados a la boda estaban ocupados casándose, trabajando y comprando propiedades, ampliando templos tal vez; su ausencia dio la oportunidad a todos los vagabundos, inmigrantes, desclasados del tercer mundo a entrar al gozo del Señor. Así como la generación que nació en el desierto es la que entró en la tierra prometida serán enterrados en el desierto los que, aún viendo maravillas, no dejaron de pensar como esclavos del sistema. No se trata de denominaciones, universidades teológicas u obispos ordenados: porque Dios levanta Hijos de las piedras. Y sus amigos son los que hacen lo que Él les manda. Dejarlo todo sin mirar atrás. No hay 500 años de nada. No hay celebraciones. La iglesia será siempre una manada pequeña, invisible, sin logo ni sede; sin diplomáticos ni embajadas: el modelo es solo una mujer embarazada, desplazada por un censo y rodeada de guerra, sin lugar donde dar a luz al hijo de Dios. Y así opera Dios aún hoy en la historia humana… Libia, Siria, Haití, Sudán del Sur… ahí nace el Reino.

Pero para eso está la ayuda humanitaria que los Estados confesionales envían para aliviar a los sufrientes. El modelo del siervo sufriente no es ya necesario para los poderosos que pueden enviar otros beneficios: Pagar al prójimo. Comprar artesanías. Enviar cajas con mercadería. A cambio de sus bondades una piedra de molino recibirán como medalla, con ella al cuello, podrán salir entonces a veranear por las playas. Con el dinero que poseen solo los fieles de primer mundo, se podrían construir hoy 500 Basílicas de San Pedro, haciendo así innecesario un Lutero. Como al joven rico, Jesús le dice a los europeos: Renuncia a tu ciudadanía: beneficios políticos, impositivos, salarios, propiedades… véndela y dásela a los pobres.

La obediencia a Jesús, es enemistad con el mundo. ¿Qué haremos ahora que la Reforma se conforma? Lo mismo que siempre y que no se celebra: martirio, cárcel, exilio; pobreza, silencio, vergüenza.

La humanidad, con sus mejores intenciones, sigue haciendo dioses a su medida. Y La reforma protestante no es la excepción. Solo Dios ve los corazones; pero nosotros juzgamos al árbol por sus frutos. Y desde el sur vemos la deuda, la opresión, la violencia; conocemos a Cristo desde el pecado, la ignorancia y la pobreza que nos muestran sus catedrales, universidades y museos.

*Traducción del francés:“Esto no es Cristianismo”Cuando René Magritte presentó en 1929 la primera versión de su obra “La traición de las imágenes”, desencadenó una polémica a nivel artístico y sobre todo académico que aún da para que los estudiantes de semiología tengan tema para sus tesis de grado. Su pintura mostraba una pipa bajo la cual podía leerse la frase “Esto no es una pipa”. La contradicción fascinó de inmediato; igual su explicación: no era una pipa, sino la imagen de una pipa.

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A#%!
Thursday, November 22nd 2018
 Alexandru G. IchimLuchi Sánchezartesanalpoema

Todo es esperanza. Las cosas que más importan son invisibles, son silencios. El viento se mueve porque no sabemos cómo. Las abejas se enamoran porque no saben lo que hacen. Nos adaptamos a los climas, mares y tierras porque somos polvo. Al saber que no sabemos nada, es obvio, lo sabemos todo. Pero no lo admitimos. Alguien sabe más. Cada uno sabe algo más que no sabe el otro y el otro a su vez igual. ¿Entonces quién sabe ese “más”? Si no hay dos no hay uno. Hay a#%! que es incomprensible, por eso puedo amarte, puedo hablarte, puedo escucharte, puedo serte silencio, puedo ser con vos. La esperanza está en la forma.

Cosas maravillosas ocurren por fuera del asfalto.En el medio del desierto brotan fuentes de agua.El silencio del dogma frente al paraíso de la palabra que refresca, que circula.El Quicho: milagro posmoderno.No es el chorro lo que nos hace creer, es la existencia de otra forma de pensar la escuela.

El edificio no importaEste templo Yo lo reconstruyo.

Conocí a Irito en San Juan; estábamos en un pre-encuentro de estudiantes de Sociología. Recuerdo que un amigo en común, Pedro, me insinuó que era alguien con una sensibilidad especial… digamos, algo espiritual. No sé si en ese momento su ojo crítico ya miraba el mundo desde un pentaprisma, pero es una alegría incontenible saber que podemos mirar, al menos de manera estática, un poquito el mundo como ella lo ve: tan luminoso y delicadamente exuberante. Compartimos con ustedes la íntima percepción de aquellos seres que se buscan a sí mismos en el otro, en la distancia cómplice y poética de un foto.

Hay una frontera quealguna vez fue señaladaen un terreno de arenapara ser olvidadapero alguien la vióy ya hay una historiay esa historia de fronterasnos recuerda dos lugaresposiciones;el lado de las piedraso de la gracia.

De repente las luces se apagaron. La oscuridad se apoderó de nuestras miradas como un virus.La ceguera en los corazones llegó a los ojos.Las casas iban una a una entrando en la sombra. La sensación de desamparo se hizo certeza cuando, en las calles, los vecinos se veían por vez primera entre penumbras, para tratar de entender qué pasaba. Intercambiaron direcciones y reconstruyeron a su manera los hechos. Sabiendo que es la única manera de conocer.La respuesta estaba ardiendo sobre los cables. El Fuego no se consumía.Orgulloso en su insolencia, inoportuno y contundente como el amor, sublime y mágico. Total.El desconcierto se volvió señal para aquellos corazones atentos, respetuosos del Espíritu.Sin entender ni poder resolver nada, cada uno volvió a su refugio (cavernas vacías cuando la luz no las adorna) para que el sueño los ayudara a viajar en el tiempo.Nuestra especie sobrevive porque es la mejor adaptada para huir; hasta de sí misma.

El reino de Dios
Wednesday, April 19th 2017
 Luis Acostareflexiónteología

Como agrimensor me especialicé en los sistemas de georreferenciación, el más conocido siendo: el llamado GPS. Este sistema responde a una pregunta que nos planteamos con algo de filosófico: “¿Dónde estoy?”

En la catedral de Colonia, hay un órgano estupendo. Pero jamás se toca. Cuando se debe pasar música, se recurre a grabaciones o a esos órganos electrónicos que, se puede decir, funcionan solos y con un sonido prefabricado. Pregunté por qué no se tocaba el maravilloso órgano de la catedral y me respondieron: ‘Suena demasiado majestuoso, demasiado solemne, intimida’. Entonces sí corresponde alarmarse. Eso significa que el ser humano, presa de la tecnología, de un mundo de reproducciones, no soporta las experiencias originales. Y cuando digo originales, me refiero a lo que evoca o remite al origen. Es como si el hombre, cada vez de un modo más acelerado, se estuviera olvidando de sí mismo.1

Puente
Wednesday, April 19th 2017
 Josías Acostapoema

Entre nosotros un abismo. Por eso el puente.Nuestra distancia es un vacío, no se puede ignorar.Si nos separa o nos invita es incierto, lo sé.Pero lo cierto no moviliza ni hace crecer.Porque lo cierto, que te hipnotiza, no te hace cruzar.Si nos miramos no es que entendamos.Si nos peleamos es que tratamos.Si nos queremos no es tan terrible el abismo.Terrible es no cruzar por amarse mucho uno mismo.Si me invitás a dar el salto (dejemos el cinismo)sabé que es obvio que caiga y listo.No me invites a fallar. Por eso el puente.

Ambivalencia
Wednesday, November 2nd 2016
 Luchi SánchezVictoria Juncosfepoema

-hay cosas que no deberían decirse nunca-

Dios mío
Wednesday, November 2nd 2016
 Josías Acostafeidentidadpoema

Tanto miedo junto, solo significa paz.Tanta libertad de golpe y no me atrevo a escapar.¿No puedo vivir sin cadenas?No puedo sostener una mentirani puedo entender la ironía:“¿Qué necesidad?”¿Cómo cambiar todo por una promesa?No espero que me entiendan.Tan solo no tiren a matar.

El lugar era silencio. Todas las almas estaban cobijadas en sus hogares en muda armonía. Únicamente en los caminos y calles que juntan sus brazos en una inmensa red había vida. Las llamas de los faroles ardían intensa y apasionadamente. La extensa familia de insectos se escuchaba zumbir en canteros y surcos, algún que otro perro disputaba con su querida sombra y algunas aves desveladas componían hermosos cantos a la luna. Sin testigos, más que la noche, una acalorada llama escápose del farol abarcándolo por completo, cual viento de otoño que desviste las copas doradas de los árboles. Ninguna de las apagadas almas se percató del suceso hasta que la llama, poseyendo una rama cercana, tórnose en un árbol de fuego que se desplomaba al suelo echando crujientes ruidos. Tomados por asombro, algunos se asomaron con timidez, otros apresuradamente hasta que todos los vecinos de los vecinos, encendidos por el desconcierto, parloteaban a viva voz apoderados por el imponente fenómeno ante sus ojos. No estaban preocupados, sabían que el árbol de fuego se apagaría sólo al igual que una vela se apaga sóla una vez consumida. Murmurando entre ellos miraban el espectáculo entregados a un sentimiento desconocido. Al rato, cuando la llamarada cesó de arder, volvieron todos a sus humildes fincas también apagando las pequeñas velas, cuales parecían alumbrar vagamente el interior de sus casas. De madrugada, con la luna iluminando la oscuridad matutina, un alma despertó. Levántose de su cómodo lecho, sutilmente, para no despertar a los demás, y entregando su cuerpo al gélido frío, vístiose. Cual fantasma levitando, dirigió sus pasos atravesando la gris neblina hacia el hogar de su vecino, junto al cual, se hicieron mutua compañía compartiendo la predilecta infusión en el camino que lleva al corazón de la ciudad. Sol y luna siguieron rotando y al poco tiempo la neblina disípose con el arribo de un ligero manto celeste que cubrió el cielo. En pleno furor de la ciudad, el camino de los vecinos se bifurcó y cada uno se perdió en la marea de transeúntes a pie y en bicicleta, niños jugando, carros con caballos, mercantiles, artesanos, malabaristas y juglares, vagabundos y demás tipos de gentío, todos empujados o guiados por cierta inercia a cumplir —muchos con duro corazón y de mala gana— sus quehaceres de todos los días. Pululaban los callejones, calles, callecitas de aquella urbe con el alma cansada, parecido a quien, por no haber comprado aceite en el día y ya llegada la noche, no pudo encender las lámparas de su casa, cuales iluminan la entrada de su hogar y el camino por el cual circulan su cohabitantes.

Conocí a Irito en San Juan; estábamos en un pre-encuentro de estudiantes de Sociología. Recuerdo que un amigo en común, Pedro, me insinuó que era alguien con una sensibilidad especial… digamos, algo espiritual. No sé si en ese momento su ojo crítico ya miraba el mundo desde un pentaprisma, pero es una alegría incontenible saber que podemos mirar, al menos de manera estática, un poquito el mundo como ella lo ve: tan luminoso y delicadamente exuberante. Compartimos con ustedes la íntima percepción de aquellos seres que se buscan a sí mismos en el otro, en la distancia cómplice y poética de un foto.

“Ser significa comunicarse. La muerte absoluta (el no ser) es no ser oído, no ser reconocido, no ser recordado. Ser significa ser para otro y a través del otro ser para sí mismo. El hombre no dispone de un territorio soberano interno sino que está, todo él y siempre, sobre la frontera, mirando al fondo de sí mismo el hombre encuentra los ojos del otro o ve con los ojos del otro.”\n ─ Mijaíl Bajtín

Ocurre espontáneamente, de modo tan imprevisto que es una constante. No esconde segundas intenciones, ni resiste la crítica de un ojo experto: simultáneamente alberga todas las interpretaciones, caja de Pandora de la hermenéutica moderna.

El vocablo “espiritualidad” tiene que ver con “espíritu”. Una “espiritualidad” vendría a ser por lo tanto una forma de “ser espiritual”. Y como hay muchas formas de “ser”, entonces podríamos hablar de muchas espiritualidades. Pero para la presente reflexión vamos a concentrarnos en la espiritualidad bíblica, más específicamente cristiana ya que hablaremos de Espiritualidad y Discipulado. No resulta fácil hoy en día unir estas expresiones: tendemos a separar una cosa de la otra. Colocamos a la espiritualidad como una experiencia interior, y al discipulado como una experiencia exterior. Una subjetiva, y la otra objetiva. De allí muchas de las crisis maniqueas o deocetistas que experimentamos actualmente. Vemos que muchas comunidades renovadas de “alta experiencia espiritual”, reflejan en su praxis lo que pareciera a veces una proyección bastante incoherente del Jesús de los evangelios. Otro tanto ocurre en las iglesias más tradicionales, al respecto nos dice Leonardo Boff:

Sumergido bajo la ley del consumo, sobrevive a duras penas el hombre, endeudado a más no poder, comprando para ser alguien dentro del status, dentro de la élite que nos vende la TV, los flashes, los clichés y demases óxidos que carcomen la conciencia del hombre. La clase media -que se le denomina así (y ella así lo cree) porque posee más propiedades que la clase baja- y la clase baja -que se avergüenza de su dignidad- se combaten mutuamente: así resucitan el viejo y macabro sueño de Thomas Malthus, quien a fines de 1700 había propuesto acabar con la pobreza exterminando a los pobres.

Mi fe
Tuesday, July 26th 2016
 Alexandru G. IchimLuchi Sánchezfepoema

Mi fe es una fe oriental. Mi occidente la despedazóEn mi cuerpo, mi alma, mi espíritu.No aprendo el nombre que tanto escucho,Siento el hambre que me es un agravioMas debo saberDe dónde vengo y cómo me llamo.No sé cómo estoyMas debo saber quién soy.

Ellos se preguntan por qué… ¿Por qué, si hablan de amor, no aman?¿Por qué nos piden que nos arrepintamos siempre a nosotros?¿Por qué es pecaminosa nuestra cultura?¿Por qué nuestra sabiduría ancestral no valida como inteligencia?¿Por qué nuestros modos están mal y también nuestras formas?¿Por qué el dios que los acompaña y que no se ve se ensaña con la tierra…… y con los ríos… y con el monte… y todos sus habitantes?¿Por qué se adueñan de lo que no tiene dueño?¿Por qué sus descansos son descansos y los nuestros perezas?¿Por qué están sedientos de poder y no de agua?¿Por qué sus imposiciones esclavizan?¿Por qué indican y no preguntan?¿Por qué su intimidad es cercada y la nuestra expuesta?¿Por qué ofende nuestra desnudez y no sus hipocresías?¿Por qué ostentan vestimentas costosas y comidas suculentas?¿Por qué sus ojos desprecian nuestra piel, nuestras risas y nuestros motivos?¿Por qué sus sobras se tiran y no comparten sus platos?¿Por qué están gordos de egoísmos?¿Por qué nos llaman infelices si ni siquiera ríen?¿Por qué solo son personas los parecidos a ellos?¿Por qué condenan nuestra moral mientras se enseñorean de nuestras niñas?¿Por qué prostituirlas, por la fuerza, ya no es pecado?¿Por qué se pagan con existencias sus caprichos?¿Por qué sus palabras difíciles, y su libro, contradicen sus gestos? ¿Por qué su verdad se tiene que meter forzada en nuestras vidas? ¿Por qué? ¿Por qué pasan los años y todo sigue siendo igual?

El hombre ha mutado y sobre eso hay pocas dudas. Este cambio civilizatorio en el que estamos inmersos sigue arrastrando a varios que aún no han desarrollado las branquias necesarias para respirar bajo el agua, como diría Alessandro Baricco. Nuestro lenguaje y nuestra forma de comunicarnos también ha cambiado, por ende nuestro arte, nuestra música y tal vez, ¿nuestra fe?

Jesús afirma mi valor infinito como hijo de Dios.